La NECESIDAD DE COMUNICACIÓN ES INHERENTE AL SER HUMANO ya que somos ENTES sociales por naturaleza.
El lenguaje es una conducta aprendida y parece ser que la inhibición del habla en el mutismo selectivo también lo es. Este trastorno se suele producir alrededor de los 4 o 5 años de vida, coincidiendo con las primeras interacciones con personas no pertenecientes al ámbito íntimo y en lugares poco familiares para el niño. Por otra parte, en esta etapa aparecen también algunos de los miedos evolutivos más comunes, como el miedo a la oscuridad o a los extraños. El mutismo selectivo se caracteriza por una evitación o rechazo persistente a hablar para aliviar el malestar producido por la ansiedad que el niño experimenta cuando se enfrenta a situaciones sociales específicas. A pesar de que la expresión y comprensión oral se mantienen intactas, el niño utiliza únicamente monosílabos, gestos y sonidos guturales como los que emiten los bebés. Otra característica que define al niño con mutismo selectivo es que muestran rasgos marcados de timidez y retraimiento.
¿Pero, por qué unos niños dejan de hablar y otros no?
Las variables que precipitan este trastorno se exponen a continuación:
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Variables personales
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De carácter evolutivo y no evolutivo: las variables de carácter evolutivo hacen referencia a la ansiedad que experimenta el niño cuando se le separa de la figura de apego, la madre o el padre. Esta respuesta no es resultado del aprendizaje sino de la transmisión genética de información relacionada con la seguridad y la protección de la especie. En cuanto a las variables no evolutivas, hacen referencia a alteraciones biológicas con las que nace el niño, como por ejemplo el labio leporino, que afecta a la producción del sonido y otros tipos de lesiones cerebrales.
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De carácter psicológico que implican alta vulnerabilidad: por observación de otros adultos las respuestas de escape y evitación ante la interacción con extraños, haber tenido muy pocas o ninguna experiencia de comunicación con extraño, ya que el niño dispondría de menos habilidades para afrontar esas situaciones y por último, no haber desarrollado de manera adecuada ciertas destrezas lingüísticas acordes con la edad evolutiva, como por ejemplo mostrar dificultades en la pronunciación.
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Variables del contexto
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El entorno familiar: la exposición del niño a modelos familiares que evitan hablar con personas extrañas, el uso de estilos educativos basados en el autoritarismo, la sobreprotección y la ambivalencia, la historia previa de trastornos del habla en la familia, el nivel de aislamiento del entorno familiar y la estimulación social que la familia proporciona al niño, son factores que precipitan el inicio del mutismo selectivo.
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El contexto educativo: la presencia de profesionales poco cualificados para trabajar con niños y el uso de estilos educativos inadecuados explican el origen del mutismo selectivo.
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Estímulos estresores: los cambios de residencia, las largas hospitalizaciones o haber sido víctima de abusos sexuales, favorecen el inicio de este trastorno.
Por todo lo señalado con anterioridad, es necesario una adecuada prevención desde el ámbito escolar y familiar. Para ello, sería necesario entrenar a los profesores y educadores en un estilo educativo más responsable, basando sus relaciones con los niños en la calidez afectiva y en la corrección de aquellos comportamientos inadecuados. En cuanto a la familia, habría que instruirla en un mayor fomento de la interacción social y en la utilización de un estilo educativo exigente pero a su vez democrático.
Bibliografía
Olivares Rodríguez, J., Rosa Alcázar, A. I., Olivares Olivares, Pablo. J. (2007). Tratamiento psicológico del mutismo selectivo. Madrid: Pirámide.